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Clases de japones en el Instituto Cultural Mexicano Japones (ICMJ)

Hoy les voy a contar de mi experiencia estudiando japonés en el Instituto Cultural Mexicano Japonés (ICMJ), para esto les contaré un poco sobre cómo terminé estudiando allí.

Desde el momento en que entré a la carrera en el IPN, supe que quería aplicar para una beca de Movilidad Académica para poder viajar al extranjero por 6 meses, específicamente a Japón. Para esto, tenía que cumplir uno de los requisitos principales: estudiar japonés.

Lo primero que hice fue buscar diferentes escuelas de japonés, entre las cuales se encontraba el ICMJ. En aquel entonces se me hacía demasiado el tiempo que tenía que estudiar para alcanzar el nivel avanzado, considerando que sólo contaba con un poco más de 3 años para estudiar el idioma. Además el precio resultaba ser un poco elevado, por lo que casi de inmediato descarté esta opción.

Otra opción que consideraba como una de las mejores, era el conseguir un profesor japonés que me diera clases particulares, con la idea de que era la forma más rápida y eficiente de aprender el idioma (qué ingenuo). Cualquiera pensaría que es una opción muy conveniente, ya que aprendes de un nativo, alguien que domina el idioma, con quien puedes practicar y puede resolver todas tus dudas, sin embargo, dominar un idioma y saber enseñarlo son cosas muy diferentes.

Últimamente me he involucrado en la docencia de idiomas, y ahora sé que se necesita de cierta preparación para poder enseñar un idioma adecuadamente. Así como mi profesor, hay muchos japoneses que no tienen preparación alguna y se dedican a dar clases de japonés. Este tipo de profesores cobran usualmente entre $150 y $200 por hora. En mi caso, $200 la hora; yo tomaba clases de 1:30 horas 2 veces a la semana, por lo que pagaba $600 semanales.

Al principio no lo noté, pero las clases privadas resultaban más caras que estudiar en el ICMJ. El avance que tenía no era muy rápido y el profesor no le dedicaba tiempo a los ejercicios, sino que simplemente se limitaba a dar ejemplos, jamás había tarea. Tampoco se preocupaba por verificar que efectivamente habías entendido, sino que daba por hecho que con lo que él explicaba era suficiente, o en el peor de los casos, simplemente no le importaba. En resumen, no me fue muy bien con este profesor, decidí dejarlo por un tiempo y estudiar por mi cuenta; ya que consideré que sería mejor y no gastaría tanto dinero. Sin embargo, esto tampoco funcionó, ya que por alguna u otra razón siempre terminaba dejando los estudios del idioma, avanzando nada, prácticamente.

Después decidí probar suerte en UPIICSA. Tuve algunos unos problemas con el inglés para los trámites de la beca, así que decidí cursar los dos idiomas simultáneamente. Allí utilizaban el mismo libro que vi con el profesor particular, pero obtuve mejores resultados que con este. La profesora había pasado por el mismo proceso de aprendizaje del idioma, así que sabía cuáles eran los puntos especialmente difíciles del japonés para los extranjeros, por lo que sus clases eran más efectivas. Estudiábamos la gramática de forma más detallada, y también nos dejaban varios ejercicios. Tuve una buena experiencia  el periodo que estuve allí.

Afortunadamente luego de esto, pude conseguir la beca con el nivel de japonés que tenía. No era muy elevado, pero creí que tendría la oportunidad de aumentarlo considerablemente en Japón (qué ingenuo, de nuevo). Eso se esperaría en situaciones normales, sin embargo, hubo una serie de factores que me impidieron avanzar con el idioma. Para empezar, me encontraba en una ciudad no muy grande, donde no había mucho que hacer. La Universidad se encontraba lejos del centro de la ciudad, en el campo, rodeada de plantaciones literalmente. El transporte de la Universidad hacía el centro era caro y no muy frecuente, lo que facilitaba un poco el aislamiento. Por último, la Universidad de Toyohashi recibe muchos extranjeros, por lo que la mayoría del tiempo estaba rodeado de personas hablando inglés. Los pocos japoneses que se acercaban a nosotros, buscaban más que nada practicar su inglés, el resto eran muy tímidos como para acercarse a los extranjeros, así que me encontraba en un entorno donde era difícil practicar el idioma.

Aún así, decidí tomar el curso intensivo que ofrecía la Universidad, después de todo era un curso de japonés en Japón con profesores japoneses que sí estaban preparados, ¿qué podría salir mal?. El curso duraba 3 meses, y para mi sorpresa, utilizaban el mismo libro que había usado con el profesor y en UPIICSA, aunque en un tiempo mucho menor (el equivalente en UPIICSA sería año y medio).

Había varios temas que no había terminado de estudiar en UPIICSA, así que sería bueno retomarlos y concluirlos en un tiempo mucho más corto. Desafortunadamente (de nuevo), este curso se enfocaba más en resolver los ejercicios del libro que en otra cosa, así que siempre íbamos rápido con los temas. Diario veíamos  por lo menos 50 palabras y 4 o 5 cosas de gramática; al principio no tenía problema porque conocía los primeros temas, sin embargo, conforme empezamos con los nuevos, me fue complicado seguir el ritmo de la clase. Al final hubo un examen para el cual honestamente estudié sólo para aprobar. Lo rescatable del curso, fue que al final hicimos una presentación acerca de nuestro país de origen, misma que nos ayudaron a preparar con anticipación. Fue interesante hacer una presentación completamente en japonés.

Al regresar a México, quise volver a UPIICSA para seguir practicando y no olvidar el japonés, pero desafortunadamente el grupo que había elegido ya estaba lleno, y la idea de estudiar en sabatino no me agradaba mucho. Me interesaba seguir estudiando el idioma debido a que tenía (y sigo teniendo) planes  de estudiar la maestría en Japón, y si es posible, hacer mi vida allá. Mi profesora de UPIICSA me propuso el ICMJ como una buena alternativa para seguir estudiando. Ella había estado estudiando allí por 7 años más o menos, y lo recomendó por diversas razones (las cuales mencionaré más abajo), así que decidí probar suerte en esta escuela. Y bueno, a continuación menciono algunos puntos por los cuales considero que es una buena escuela de japonés.

Mi profesora de japonés de UPIICSA en una clase en el ICMJ

Niveles que maneja

Una de las ventajas que tiene el instituto, es que realmente llega hasta un nivel avanzado de japonés. En idiomas que no son populares en México, como el japonés o el alemán, muchas escuelas no imparten el idioma en su totalidad. Generalmente manejan niveles ''avanzados'', pero en la mayoría de los casos, estos no equivalen realmente a un nivel avanzado. Ese es el caso de UPIICSA, al menos con el japonés, el cual no tiene un nivel avanzado equivalente al que se puede encontrar en el Instituto Cultural Mexicano Japonés. Los niveles que manejan ambas escuelas son los siguientes:

Niveles de japonés de UPIICSA (un nivel por mes aproximadamente)
-Básico (8 niveles)
-Intermedio (6 niveles)
-Avanzado (6 niveles)

Niveles del japonés del ICMJ (trimestrales)
-Básico (6 regulares o 3 intensivos)
-Intermedio (6 regulares o 3 intensivos)
-Intermedio-Avanzado 1 (*)
-Intermedio-Avanzado 2 (*)
-Avanzado (*)

Terminar los intermedios en UPIICSA, equivale más o menos a terminar los básicos en el ICMJ. Los niveles de UPIICSA son mensuales y se cursan 10 niveles por año. En el ICMJ son trimestrales, por lo que hay 4 por año. Para terminar los intermedios en UPIICSA, es necesario poco más de año y medio, muy cercano al tiempo necesario para terminar los niveles básicos en el ICMJ de manera regular, pero el doble del tiempo si lo comparas con los cursos intensivos; por lo que en el ICMJ se puede acabar mas rápido. No estoy muy seguro, pero los avanzados de UPIICSA deben equivaler a alguna parte del nivel intermedio en el ICMJ. De ahí, los niveles del ICMJ van mucho mas allá de lo que se estudia en UPIICSA. 

La duración de los intermedio - avanzado 1 y 2, es de dos años aproximadamente (uno es de año y medio, pero no recuerdo cual). Hasta donde tengo entendido, estos niveles funcionan de una manera diferente, ya que cada uno de los cursos de esos niveles se imparten de manera cíclica. Supongamos que uno de esos niveles tiene 6 cursos (A, B, C, D, E y F), y que el siguiente curso es el D; un estudiante que terminó el nivel intermedio puede empezar sin ningún problema en ese curso, ya que estos cursos son complementarios y no es necesario cursarlos "en orden" para poder entender los demás. De esta manera puedes empezar por el D, continuar con el E, y así sucesivamente, hasta pasar por el F, A, B y terminar con el C. Así es casi imposible que se cierren los niveles, ya que se van juntando los estudiantes de diferentes cursos, ya sea de intermedio-avanzado 1, o de Intermedio-Avanzado 2.

Por último, el nivel avanzado no tiene una duración definida. Esta fue otra razón por la que al principio no quise entrar a esta escuela, ya que creía iba a gastar mi dinero indefinidamente, lo cual no es así. Cuando alcanzas este nivel, es porque realmente tienes un nivel avanzado de japonés, así que no tendrías problemas para ir a Japón por tu cuenta. No tiene una duración definida, porque es un nivel para perfeccionamiento del japonés, algo que es muy extenso, por lo que podrías continuar hasta cansarte. En este nivel se encuentra la que era mi profesora de japonés de UPIICSA.

Profesores japoneses

Todos los profesores del Instituto Cultural Mexicano Japonés son japoneses que vienen por un periodo de tiempo a México a dar clases. Más arriba les contaba de mi mala experiencia con un profesor japonés, y en mi opinión, esto se debió principalmente a su falta de preparación como maestro. Los profesores que vienen a dar clases al ICMJ muchas veces tampoco tienen experiencia dando clases, pero no llegan a dar clases el primer día, sino que pasan por un periodo de capacitación antes de que se les asigne una clase.

La capacitación no es algo que requiera de mucho tiempo, ya que dominan el japonés a nivel práctico y solo necesitan repasar algo de gramática y aprender un poco de didáctica. La capacitación dura tres meses, lo mismo que un nivel. Durante esos tres meses, acompañan a otro profesor durante su clase todo el nivel, y supongo que deben revisar otras cosas fuera del horario de clase. Al terminar ese periodo de capacitación, lo mas común es que les asignen un nivel básico, para después hacer una evaluación. No tardan mucho para empezar a adaptarse a dar clases por si solos.



Por otro lado, el simple hecho de que sean japoneses (independientemente de si tienen preparación o no), le da un plus a la clase porque aprendes más que sólo el idioma; cosas como expresiones o acerca de la cultura. Este tipo de enseñanza hace que la clase sea más entretenida, y te facilita recordar temas, ya que los profesores crean un contexto a partir de su experiencia. El japonés tiene palabras difíciles de recordar, ya sea por el significado o la forma de usarlas, y si a esto sumamos combinaciones fonéticas a las que no estamos acostumbrados como en el inglés o el español, puede ser complicado recordar su significado. Los contextos definitivamente son mágicos, ya que al incluir estas palabras en un contexto, se vuelve algo mucho mas fácil de recordar.

Pueden ver en este post que escribí hace un tiempo una idea general del método con el cual me es fácil aprender vocabulario, nuevos kanjis, repasar los que ya he visto, y muchas veces, encontrarle sentido a algunos otros que ya había aprendido pero no comprendía o consideraba difíciles de recordar. Este método funciona precisamente con contextos.

Programa de estudios

Otra de las características del ICMJ es la organización de los contenidos. Cada nivel te entregan un libro como apoyo para la clase, en nivel básico se utiliza un libro diseñado específicamente para el instituto. Yo no cursé los niveles básicos en el instituto por lo que no tuve la experiencia de trabajar con ese libro, pero mi profesora de japonés de UPIICSA dice que es muy bueno, y es el que utiliza para explicar gramática en sus clases, en lugar de las explicaciones que vienen en el Minna no Nihongo que utilizan normalmente en UPIICSA.

En el nivel intermedio, utilizamos un libro de The Japan Foundation. Este libro no tiene nada de gramática, tiene principalmente conversaciones y lecturas. En un principio, la gramática y los kanjis se estudian de manera separada, pero al final todo se fusiona en las conversaciones del libro.

Los programas están cuidadosamente diseñados y evaluados, los profesores se apegan mucho a ellos, por lo que, independientemente del profesor que tengas, la clase será de manera muy similar, variando únicamente en la información adicional que cada uno de los profesores da.


Parte de los materiales utilizados en clase

En el caso de la gramática, los profesores utilizan un método inductivo de enseñanza apoyándose en personajes. Este método consiste en recrear situaciones como ejemplos acerca de un punto de la gramática, con el objetivo de que el alumno deduzca la regla. De esta manera es como crean un contexto con el que es más fácil recordar el uso gramático después de comprender la regla. Un punto importante a destacar, es que estos ejemplos son totalmente en japonés, (inclusive en los niveles básicos), por lo que desde un inicio te acostumbras al idioma.

Después de los ejemplos. se entrega una hoja de la gramática del ejercicio donde especifican su significado, y formas de utilizarlo (todo en japonés). Al final vienen unos ejercicios para poner en práctica la gramática vista. Con esta técnica, rara vez me he quedado con dudas.

Hay algunos temas que son más difíciles de comprender para los estudiantes, sin embargo, esto está contemplado en el plan de estudios, ya que a esos temas se les dedica tiempo suficiente, y en ocasiones se continúa practicando por 5 o más días, como el caso del Keigo. Ese tema fue uno de los tantos que ví en la Universidad de Japón, y olvidé rápidamente, después de verlo en el ICMJ, puedo recordar más del 70% de manera rápida, y hasta un 90% haciendo un poco de memoria.


Algunos de los persojanes utilizados para los ejemplos

En el caso de los kanjis (que considero algo de lo más importante del japonés), también dedican cierto tiempo. Usualmente, al inicio de cada clase se revisan nuevos kanjis, y se repasan los vistos días anteriores. Uno o dos días después de terminar la parte correspondiente de los kanjis (que puede ser media o una lección), se realizan unos exámenes de escritura y lectura. Durante todo el curso los kanjis se enseñan de esta manera, fomentando que los repases constantemente (aunque nadie te obliga).

El curso se evalúa con un examen único al final del trimestre, que incluye todo lo visto en el nivel. Generalmente una semana antes del examen, se repasan todos los kanjis y algunas cosas de gramática vistas a lo largo del curso. Personalmente no considero que sean exámenes muy difíciles de aprobar, ya que te dan tiempo para asimilar el contenido y dedican tiempo a los repasos, sin embargo, es necesario dedicarles tiempo de estudio.

Atención personalizada

Sin duda alguna puedo decir que la atención que dan en la escuela es muy buena, misma que de por sí ya es común en los japoneses. Cuando llegué al Instituto con la intención de presentar un examen de colocación, lo primero que hicieron fue entrevistarme. Las preguntas iban enfocadas en gran parte a la experiencia con el idioma, las escuelas donde había estudiado japonés, los libros, si había ido alguna vez a Japón, etc. Todo esto es considerado para saber qué tipo de examen te aplicarán. Yo esperaba que tuvieran los resultados días después, pero para mi sorpresa, todo quedó listo en menos de 15 minutos. Al hacer la revisión de examen, me señalaron los puntos de gramática en los que tenía problemas; mismos que no eran suficientes como para cursar el último nivel de básico, así que dejaron a mi consideración comenzar en básico 3 o intermedio 1 (intensivo). Desde ahí pude notar cómo era el trato hacia los estudiantes. En el ICMJ no eres un simple estudiante más como en otras escuelas de idiomas.

Otro punto a destacar, es el tema de las fotografías. Es común que en algún punto del curso, los estudiantes y profesores de cada grupo se tomen fotos y las compartan en una sección dentro del Instituto. La foto puede ser de la manera como los alumnos deseen, por lo que es interesante ver cada una de las fotos que se tomaron cada trimestre. Usualmente hay como 30 fotos pegadas en esa área, y ahí permanecen hasta que son sustituidas por las de cada nuevo trimestre. Creo que eso es un detalle agradable que no necesariamente tiene que ver con el idioma, pero que sirve de recuerdo y motivación para los estudiantes y profesores.


Las fotos de esta profesora son de mis favoritas

Por último pero no menos importante, está la incorporación de tradiciones en el Instituto. Por ejemplo, recientemente hubo una celebración de Japón que es de las más conocidas en el extranjero: el Tanabata. A continuación les dejo una descripción que tome de la página del ICMJ.

Hay varias versiones sobre el Tanabata o Fiesta de las estrellas, la cual es de las más importantes de Japón.  
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo vivió una hermosa joven llamada Orihime, hija del rey del Cielo. Ella disfrutaba tejiendo vestidos para su padre y otros dioses; en esta actividad encontraba todo lo que podía desear para ser feliz. Pero un día, vio a un joven y apuesto pastor de bueyes llamado Hikoboshi y se enamoró perdidamente de él. El rey del Cielo se percató del amor que sentían, aun cuando intentaron mantenerlo en secreto, y les unió en matrimonio. 
Sin embargo, su apasionado amor provocó que descuidaran sus deberes, lo que provocó que el rey del Cielo se enojara y los castigó convirtiéndolos en estrellas. Pero separar a dos enamorados por toda la eternidad era un castigo demasiado cruel, así que les concedió la posibilidad de encontrarse una noche cada año: la noche del séptimo día del séptimo mes (de acuerdo al calendario chino, de donde se toma esta tradición). 
Una de las formas antiguas de celebrarla consistía en atar tiras de papel de cinco colores (rojo –fuego–, verde –madera–, amarillo –tierra–, blanco –metal– y negro –agua–), con poemas de alabanza a los amantes, en bambú recién cortado y colocarlas en los tejados de las casas. Una vez terminada la fiesta se recogían y se arrojaban al río o corriente más cercana. En la actualidad, se celebra escribiendo deseos, algunas veces en forma de poemas, en pequeñas tiras de papel o tanzaku y colgándolas en ramas de bambú, a veces junto con otras decoraciones.

Cada vez que es la fecha del Tanabata, personal del Instituto pasa a los salones a repartir tiras de papel sobre las cuales se escriben deseos, para después colocarlas en una zona de la escuela, recreando aquella costumbre que únicamente se vive en Japón. Este tipo de cosas aunque no parezcan importantes, marcan una diferencia. Personalmente pienso que un idioma no se limita a la gramática, el vocabulario, o los verbos, sino que se relaciona fuertemente con la cultura. La práctica de tradiciones y celebraciones como el Tanabata forman  y refuerzan el aprendizaje del japonés.




Extras

Además de los cursos de idioma, el ICMJ imparte otros cursos como los de origami o cultura. Los cursos de origami funcionan de manera similar a los de japonés, ya que son trimestrales, se dividen en niveles, pagas tu inscripción, te dan tus materiales, etc. A mí siempre me encantó el origami desde que iba en la primaria, recuerdo que un amigo me prestaba unos libros que tenían figuras súper complejas, pero divertidas de hacer. Desde ese momento, siempre que veía algún curso o libro de origami, me decepcionaba la sencillez y la repetición de las figuras. Al llegar al ICMJ, fue inevitable ver las figuras que estaban en varias partes del Instituto; especialmente los múltiples diseños de flores que siempre han sido de mis favoritos.

Recientemente hubo una exposición para conmemorar los 35 años de enseñanza de origami en el Instituto. A este evento también asistieron personas ajenas al ICMJ para mostrar su origami. Otra ventaja, es que en esta clase de eventos se dan talleres gratuitos. Les dejo unas fotos de la exposición.








En conclusión, entrar al ICMJ ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en la vida. Aquí he logrado un avance constante y considerable en un tiempo mucho menor, que con todas las experiencias anteriores. Recomendaría esta escuela para cualquiera que de verdad quiera tener un alto nivel de japonés, siempre y cuando estén completamente seguros de que eso desean. Si no han tenido experiencia estudiando el japonés o simplemente les surgió la idea por pura curiosidad, tal vez sea recomendable comenzar con otro tipo de opciones más accesibles económicamente, como el Centro de Lenguas Extranjeras de Santo Tomás o Zacatenco del IPN.

Puedo decir que el japonés es uno de los idiomas que se estudian por gusto, y que a pesar de su complejidad en muchos aspectos, es un idioma muy interesante y que te motiva a seguir aprendiendo. Eso sí, el japonés no es para todos. Por eso, antes de invertir en una opción como lo es el ICMJ, tómate un tiempo para identificar si el japonés es para ti y si de verdad estarías comprometido con el idioma. En poco tiempo podrás descubrirlo. Según mi profesora de UPIICSA, la deserción aumenta cuando se llega a niveles de gramática complejos, admito que de inicio resultan un poco impactantes, pero no es nada que con el tiempo no se comprenda y asimile..

El precio podría parecerles algo elevado, (como a mí en un inicio) pero después de evaluar diferentes opciones y con base en mi experiencia, puedo decir que estudiar aquí es algo que de verdad vale la pena. Suerte con sus estudios de japonés!


Ubicación del Instituto Cultural Mexicano Japonés.



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  1. ¡Qué entrada tan interesante! No pude evitar ingresar a la página del Instituto para conocer más respecto a costos y horarios de clases para aprender japonés. Eres un gran ejemplo de perseverancia y constancia, ¡que nada ni nadie te detenga!

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